Una concepción errónea existe en la mayoría de los giros comerciales: aquella que asegura que la digitalización, el concepto de incluir innovaciones tecnológicas como la nube, el Internet de las Cosas o la Inteligencia Artificial, es exclusivamente aplicable para empresas envueltas en lo digital desde su inicio; aquellas con ventas online que necesitan de un seguimiento mercadotécnico digital que provea información en tiempo real o las que trabajan con grandes cantidades de información exclusivamente digital.
Es cierto que muchísimas de estas organizaciones ya han incluido la digitalización en sus procesos diarios con gran éxito, volviéndose los primeros casos de estudio y, lamentablemente, haciendo creer por accidente a otras organizaciones que ellos no pueden beneficiarse de una inversión digital.