Finalizado el 2020, el panorama de los negocios en el mundo ha cambiado radicalmente. Según datos de la ONU, durante estos tiempos de pandemia se ha presentado una contracción económica global del 4.3%; más del doble de la que se vio en el 2009. Se trata de la peor recesión desde la segunda guerra mundial. Negocios de todos los giros han tenido severas dificultades para sobrevivir en esta crisis. En México, según la INEGI, más de 1 millón de PYMES han tenido que cerrar sus puertas debido a esta crisis económica.
Para sobrellevar esta nueva normalidad, la operación digital ya sea parcial o total, se ha vuelto la norma. Muchas empresas que aún no están digitalizadas están arriesgando su operación. El cierre de establecimientos no esenciales, el límite en aforo y la latente necesidad del home office para evitar contagios subrayan la necesidad de procesos digitales.
Ahora bien, esto no se trata de nada nuevo. La palabra digitalización en sí se refiere a la conversión de materiales y procesos análogos a digitales, acción que se ha realizado por más de 20 años. Considerando que los días de pluma y papel ya están en el pasado, la definición de diccionario no es del todo precisa a su uso actual. Cuando hoy se habla de digitalización, se hace alusión a la unión de tareas y programas computacionales por medio de nubes, bases de datos y redes compartidas en el internet.
El proceso de digitalización es transformativo; al llevarse a cabo se obtienen un sinfín de beneficios a los negocios. Por ejemplo, un retailer puede unificar las ventas en línea y físicas bajo un mismo sistema de ventas y así tener mejor control de inventario. Otros beneficios son:
- Mejor recolección de datos: En cada faceta de una empresa, sea con el cliente o en procesos internos, se generan datos. Una estrategia digital e íntegra lleva a mayor inmediatez y precisión de datos brindándole a las empresas la habilidad de personalizar sus servicios a nivel individual. Con esta transformación se optimiza la toma de decisiones y resolución de conflictos permitiendo acciones en tiempo real.
- Mejor manejo de recursos: Según una encuesta de la empresa MuleSoft, en promedio una empresa grande usa hasta 900 programas y aplicaciones diferentes. Al saltar de una plataforma a otra, se pierde agilidad y mucho tiempo. Una unión de sistemas en todo nivel elimina obstáculos dándole a los empresarios mayor control sobre su operación.
- Disponibilidad de software: Por años los softwares tendían a estar ligados a las computadoras en las que estaban instalados. De haber otra máquina con las características necesarias de hardware para correr un programa, esta no podía ser utilizada pues la licencia de su uso estaba atribuida a un solo dispositivo. Al migrar estos servicios a la nube, no importa donde se encuentre uno, los programas están ligados a las personas o empresas y no a la computadora.
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Una implementación inteligente de procesos digitales lleva a resultados impresionantes. Tomando datos de SAP y Oxford Economics, 60% de las organizaciones que completan su proceso de digitalización reportan un incremento en ganancias; el 85% aseguran que después de digitalizarse, incrementaron su market share. En México, según un estudio de la consultora IDC, la migración al espacio digital debido a la pandemia tiene el potencial de aumentar el PIB por hasta 65 mil millones de dólares para el 2024.
Los efectos de quienes ya contaban con una transformación digital o la llevaron a cabo de forma satisfactoria durante el año pasado han sido muy positivos. En una encuesta a trabajadores remotos por parte de Price Waterhouse Cooper, 58% afirmaron que su productividad había aumentado al trabajar desde casa. En cuanto a ventas y presencia virtual, según la Asociación Mexicana de Ventas Online, 5 de cada 10 empresas en México han duplicado su crecimiento en internet tras la pandemia y 2 de cada 10 vieron crecimientos de más de 300% en ventas en línea.
Desafortunadamente, no todos van a poder digitalizarse a tiempo. En esta pandemia las situaciones son desiguales de empresa a empresa y de industria a industria. Se necesita la participación de las empresas y la iniciativa pública y privada para sobrellevar los obstáculos de la manera más eficiente posible. La crisis ya ha costado la supervivencia de muchas empresas por lo que se necesita de un esfuerzo colectivo para que no lleve a más.
Está en manos de todos llevar este proceso de digitalización, ya que su implementación es la clave para sobrellevar los retos del presente y conseguir el éxito futuro. Una inversión bien planeada toma las oportunidades actuales y las convierte en ventajas competitivas. Es importante no ver la transformación digital como un departamento, proceso, instrumento o unidad de negocio más, sino como la herramienta que engloba y unifica cada aspecto dentro de una empresa optimizando su operación, agilizando su comunicación y maximizando su desempeño.
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