El internet, una de las 7 nuevas maravillas del mundo declaradas por el periódico estadounidense USA Today en el 2006 [4], puesto a la par de las ruinas mayas o la vieja ciudad de Jerusalén, es un concepto alguna vez considerado ciencia ficción y que ahora está relacionado intrínsecamente con la vida moderna.
Lleva siendo desarrollado desde los años 60, primero como una simple interconexión de computadoras para el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, evolucionando hasta llegar a lo que es hoy: un sistema global de redes computacionales que, aunque ya es visto como algo cotidiano, ha cambiado radical y definitivamente la manera en que recibimos información, comerciamos, trabajamos, convivimos y casi cualquier otra actividad diaria. En especial desde la actual contingencia, el internet ya “no es un lujo, es una necesidad” [2] como nos decía Barack Obama en 2015.
Aunque muchos lo consideramos un servicio con acceso universal, el internet en realidad se encuentra muy lejos de estar disponible para todo el mundo. En México, “de acuerdo con el IFT (Instituto Federal de Telecomunicaciones), solamente 51% de los encuestados dijo tener acceso a Internet en su casa o en cualquier otro lugar, mientras que 49% no cuenta con este servicio.” [5]
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Scott Edwards, columnista para Amnesty USA, describe muy bien la situación de ese 51% con acceso y lo que eso puede significar para el otro 49% sin internet. “En poco más de una década, las tecnologías de la comunicación se han vuelto indispensables para la gente más marginada del mundo. Para mí, perder acceso al internet sería meramente molesto. Sin embargo, en lugares que abarcan desde el África subsahariano hasta las comunidades más pobres de los Estados Unidos, perder acceso al internet significa un peligro inmediato para sus vidas y su patrimonio.” [3]
Entre más se conectan las necesidades básicas como la salud, la educación y el empleo, así como aspiraciones personales y de justicia social cruciales como las artes y la equidad de género con el servicio de internet, más indispensable se vuelve este para todas las personas del mundo.
Un ejemplo que ilustra esta interconexión, más allá de todos los ejemplos individuales en los que cada uno puede encontrarse o pensar, es el de Corea del Sur donde, donde ya cuentan con aplicaciones para sus teléfonos las cuales permiten identificar sitios que realizan pruebas de detección del covid-19 y saber con exactitud las áreas donde se han detectado mayor número de casos.[1]
¿Parece justo que solamente la mitad de la población tenga acceso a una aplicación que puede ser responsable de salvarte la vida? Es posible que la Organización de las Naciones Unidas, a través de su Unión Internacional de Telecomunicaciones, se haya hecho una pregunta similar. A propósito del Día Mundial de las Telecomunicaciones en el 2016, se redactó un documento con la consigna especial de la promoción, protección y el disfrute de los derechos humanos en línea. El acceso a internet es considerado, desde entonces, un derecho básico de todos los seres humanos. [2]
Es cierto que dicho documento no es vinculante, es decir, ningún país está obligado a cumplir con dicha resolución. No obstante, la realidad es que este tipo de declaraciones por comités de derechos humanos internacionales han precedido a grandes avances en derechos civiles alrededor del mundo.
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Y más allá de eso, ¿por qué es necesario esclarecer en un documento que el internet es un derecho humano? La realidad es que, como con casi cualquier derecho del que los humanos debemos gozar, en este caso el internet, siempre existirá alguien que, como dice Scott Edwards, establezca que ese no es un derecho humano. [3] Documentos como este nos recuerdan que cada día se renueva la lucha por mantener y garantizar derechos que deben ser universales para todos los seres humanos.
Para garantizar que dichos derechos puedan ser respetados, también es necesaria una innovación constante en servicios de seguridad digital y de habilitación de accesos, que permitan a todas las personas e instituciones disfrutar de las enormes ventajas informativas y comunicacionales que provee el internet sin exponer su información personal.
Alestra ofrece servicios a todos los individuos y entidades que dependen del internet para que su navegación sea más segura, protegiendo su información y privacidad. Especialmente en esta época de digitalización donde las empresas buscan migrar a la nube, nuestros expertos piensan primero en ti y tus necesidades.
Fuentes:
[1] Bastida, L. (2020 mayo 16). Derecho a internet y covid-19, un debate sobre desigualdades. Tomado desde https://lasillarota.com/opinion/columnas/derecho-a-internet-y-covid-19-un-debate-sobre-desigualdades/392191
[2] Carballo, J. (2016). La ONU declara el acceso a Internet como un derecho humano. Tomado desde https://computerhoy.com/noticias/internet/onu-declara-acceso-internet-como-derecho-humano-47674
[3] Edwards, S. (2016). IS INTERNET ACCESS A HUMAN RIGHT? Tomado desde https://www.amnestyusa.org/is-internet-access-a-human-right/
[4] Fitz, B. (2018). USA Today's New Seven Wonders of the World. Tomado desde https://steemit.com/history/@wheresmyfitzy/usa-today-s-new-seven-wonders-of-the-world
[5] Riquelme, R. (2017 junio 26). 6 gráficos sobre el consumo audiovisual en México. Tomado desde https://www.eleconomista.com.mx/empresas/6-graficos-sobre-el-consumo-audiovisual-en-Mexico-20170726-0088.html