El futuro de la seguridad de las cuentas de banco yace en las manos de cada persona. En los últimos 10 años la tendencia en seguridad de dispositivos y cuentas ha sido dejar las contraseñas y NIPS atrás en favor de datos biométricos como lo es la huella digital o el reconocimiento facial. Este avance es notorio en celulares donde por medio de sensores dactilares y de detección del rostro, uno puede acceder a su uso. Esta tecnología pasó de ser una función única de los modelos costosos, a mediados de la década, a una encontrada hasta en los smartphones más económicos acabando el 2020.
En el mundo financiero, esta tecnología se utiliza cada vez más. Aplicaciones de banca electrónica de los bancos más importantes del país ya cuentan con la lectura de huella digital y/o de rostro como método de verificación. Para transferencias y consultas, el usuario sólo tiene que pasar su dedo por el lector de su celular y listo. Para muchos analistas de la industria, esto es un paso adelante en la dirección correcta; los años han demostrado que la contraseña por más compleja que fuera, no era lo suficientemente segura.
Contraseñas vs huellas digitales
Según la consultora e investigadora en tecnologías de información Gartner, “la verificación simple basada en contraseñas se ha vuelto muy complicada y poco efectiva”. Esto es debido que para tener una contraseña “segura” se necesitan características muy específicas. La Universidad de Boston por ejemplo recomienda un uso mixto de números, mayúsculas y minúsculas y símbolos como hashtags, ampersand y signos de puntuación. Y aún así, con una combinación sinsentido de símbolos y números, el método de fraude electrónico más común sigue siendo el phishing; los estafadores tan sólo tienen que engañar a los usuarios para que ellos mismos les otorguen la clave de acceso y así pueden empezar a robar.
Un cambio era más que necesario y hoy en día ya se están implementando medidas de verificación alternas, la verificación de dos pasos y la biometría, que hoy son de las más populares. Ahora, es importante aclarar que cuando se usa la palabra biometría se hablan de características intrínsecas de un individuo, pero van más allá que el reconocimiento dactilar y facial. Dentro de las características contempladas también está la voz y patrones de comportamiento. Si, por ejemplo, un sistema de inteligencia artificial detecta un acceso desde un dispositivo y ubicación inusual, automáticamente se podría desplegar la verificación biométrica al celular del usuario.
Esto no quiere decir que la biometría es completamente segura. Aunque es sumamente difícil, sí ha habido quien ha logrado copiar una huella digital. También una verificación biométrica no sirve de mucho si un criminal obliga al usuario desbloquear una cuenta frente a él. El riesgo existe, por más mínimo que este sea. Algo es cierto, cuando el 72% de los individuos usan una misma contraseña en varias cuentas, las ventajas en ciberseguridad de las nuevas tecnologías tanto para el usuario como las empresas superan por mucho a las desventajas.
El futuro es comprar con el dedo
Mientras que hoy en día el uso de datos biométricos como la huella digital ya son una realidad en la banca electrónica, en establecimientos se sigue usando el NIP. Esto por sí solo ya es un avance de los días de la firma autógrafa, pero en un panorama de pandemia donde se busca el más mínimo contacto posible, es claro que se necesita una alternativa. Hoy la alternativa son las tarjetas contactless (sin contacto). Estas tarjetas no se insertan en las terminales, sino que en vez se pasan por encima de un sensor sin tocarlo. Al no requerir un método explícito de verificación al pagar, generalmente cuentan con un límite de transacción bajo. En México un par bancos nacionales ya manejan estas tarjetas. Su uso aún no es tan común pero va en crecimiento, actualmente sólo el 30% de las de las terminales en el país cuentan con la tecnología para aceptarlas.
Viendo hacia el futuro, la tendencia es que las mismas tarjetas lleguen a contar con sensores de lectura dactilar y que funcionen en conjunto del pago contactless para hacer el proceso de pago más seguro e higiénico. El uso de NIP y las contraseñas no va a desaparecer, pero lentamente si caerá en desuso. Utilizando datos de los últimos años, la consultora Mercator estima que el 66% de personas usará la verificación biometría exclusivamente. Visa ya tiene programas piloto de esta tecnología en Europa y estos programas ya están empezando a llegar a los EE.UU. Si la tendencia sigue, en la primera mitad de esta década la tecnología podría llegar a México. Habrá que esperar a ver la adaptación del mercado ante estos avances tecnológicos, pero tanto para el consumidor como los bancos, los beneficios ya se pueden ver en las aplicaciones actuales.
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